ceferinomenendez

Sin la venia

Mes: noviembre, 2012

Negar la evidencia

Circulan en los últimos días por internet unas fotografías atribuidas a un consejero de un Gobierno autonómico del Partido Popular en las que el repúblico en cuestión -todo indica que al final de una partida de caza- se supone que posa con un singular tocado consistente en los cojones de un ciervo.

Con independencia de que puedan ser consideradas como de un pésimo gusto, siendo, como parecen, fotografías tomadas en un ámbito estrictamente privado con un propósito por completo ajeno a su publicidad, su difusión, antes que a cualquier otra cosa, invita a denunciar la, a mi entender, injustificable intromisión en la intimidad que implica, y no digamos ya si, además, se hace uso de esas imágenes, como así sucede, para emplearlas como arma arrojadiza contra su protagonista.

No es éste el primer caso -ni, por desgracia, será el último- en el que, abusando de la confianza de un cargo público, salen a la luz escenas de su ámbito estrictamente privado sin su consentimiento. Sin ir más lejos, no hace tanto que adquirió notoriedad el vídeo de la concejala socialista de localidad manchega de Los Yébenes, supuesto de mayor gravedad, atendiendo a las características de las imágenes divulgadas, pero de idéntica catadura en lo sustancial.

La tan necesaria como oportuna consideración sobre el deber de prudencia de quien, por su relevancia pública, está sujeto a una cautela especial en su conducta, en modo alguno puede servir de excusa o justificación a unas prácticas que, en tanto en cuanto suponen violentar el sagrado recinto de la intimidad, denotan un repugnante regusto totalitario.

Nada que ver, obvio es decirlo, este tipo de actuaciones con el hecho de que se informe de que un repúblico en ejercicio, sea activo o en la sombra, pueda ser titular, directo o indirecto, de cuentas bancarias en paraísos fiscales y, mucho menos aún, si los saldos de esas cuentas pudieran haberse nutrido de actividades vinculadas a la corrupción. Ahora bien, si las informaciones en cuestión proceden de informes policiales a disposición del Gobierno y los implicados militan en partidos políticos cuyos intereses divergen, coyuntural o consustancialmente, de los del partido que sustenta al Ejecutivo, el regusto totalitario resulta tan repugnante como en el caso anterior, aunque por distintas razones. Y negarlo es, sencillamente, negar la evidencia.

PS: Si desafortunado fue el sobreactuado comentario, que también circula por internet, de Arturo Fernández en relación con la supuesta fealdad de quienes acuden a las manifestaciones, la actitud del coro de hienas -invidente de diseño incluido- que le carcajearon la gracieta se descalifica por sí misma.

La Nueva España de Gijón 22-11-2012

No son maneras

Apasionante se presenta la batalla que, obvio es decirlo, en defensa del interés general de los gijoneses, se avecina -de hecho, ya se ha iniciado- en el seno del Partido Popular de Gijón. Con el bien común de los ciudadanos como único faro, guía y acicate, dos mujeres resueltas y de trayectoria política definida -por única- se aprestan para la justa.

No es la primera vez que se encuentran frente a frente, aunque las circunstancias han variado sustancialmente y resulta bastante claro quién dispone ahora de los tanques que Stalin le echara en falta al Papa. Una suerte de justicia poética, no exenta de cruel sarcasmo, obliga a una de ellas, Pilar Fernández Pardo, a tener que hacer uso, en defensa de sus posiciones, de las armas que ella misma, como enseñoreada mandamás del PP gijonés, les negara otrora reiteradamente a sus adversarios, entre ellos la propia Mercedes Fernández y sus afines: los estatutos del partido, la democracia interna, el derecho a discrepar y, en resumen, toda la consabida cantinela de argumentos que, de forma tan cansina como inevitable, alfombra el discurso político de quienes, en cada momento, acusan la orfandad del aparato.

Salvo mayúscula sorpresa, el desenlace final de esta tragicomedia está más que escrito, en lo a quien acabará imponiéndose se refiere. En cuanto a la forma en que se instrumentará resulta poco probable que doña Pilar se quite de en medio gratis et amore. Y es que, como en la canción del magistral Aute, «hace mucho frío afuera» y, al final, todo repúblico profesional que se precie lo que pretende es instalarse «donde siempre es primavera, como en Tahití» -entiéndase aquí por tal el ejercicio de la política profesional como único medio de vida conocido-. Lo dicho, todo sea por el interés general de los ciudadanos.

PS: En este contexto, llaman la atención las desafiantes afirmaciones de la Sra. Fernández Pardo sobre que no está dispuesta a venderse «ni por un puestín, ni por un puestón». Porque, dejando de lado que inciten a concluir que ese tipo de prácticas sean habituales en su partido, o bien la presidenta del PP gijonés da por supuesto que ese ofrecimiento se le va a hacer y quiere subir el precio, o bien sabe que, en su caso, no se le va a hacer ofrecimiento alguno y pretende adornarse por la jeró. Y, qué quieren que les diga, no son maneras.

La Nueva España de Gijón 15-11-2012

En buenas manos

Nada mejor que un largo y lluvioso fin de semana otoñal, con su cumplida dosis de luz cenicienta, para invitar a una concienzuda reflexión a cerca de lo mucho que, pese a todo, nuestra incomprendida clase política contribuye al bien común.

Pongamos -es un poner- el ejemplo de la recién elegida presidenta los populares regionales, Mercedes Fernández, de quien el alcalde de Oviedo y presidente del congreso regional del PP no dudó en elogiar su generosa entrega al partido en tiempos tan complicados.

Y no solo al partido. Y es que nadie podría dejar de reconocer la ejemplaridad de quien recientemente no tuvo el más mínimo empacho en censurar el despilfarro que, en su opinión, implica el funcionamiento de una Sindicatura de Cuentas de la que formó parte hasta hace unos meses –de hecho, se está a la espera de que, en cualquier momento, devuelva las retribuciones que percibió en el ejercicio de tan inútil función- como tampoco tuvo el más mínimo empacho en cuestionar la candidatura de Álvaro Cuesta a magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, por entender que carece de méritos profesionales para el cargo, asumiendo, de tal suerte, con notable presencia de ánimo, el riesgo de que su crítica invite a evaluar los méritos que a ella misma la adornaron en su día para devenir síndica.

Pero no es el de Mercedes Fernández, por suerte, el único ejemplo de generosa entrega al procomún entre nuestros repúblicos más próximos. El nuevo secretario general de los socialistas gijoneses, Santiago Martínez, sin ir más lejos, sigue en sus trece de negarse a hacer públicas las retribuciones que percibe por sus cargos en Cajastur, y no cabe sino pensar que lo hace en dadivosa ofrenda al equipo de gobierno municipal gijonés, y a su vergonzante socio popular, de un argumento que llevarse a la boca en el, por otra parte, cada vez más anodino debate consistorial. Debate del que, por cierto, resulta indignante que se haya excluido toda referencia a la ejemplar dedicación del Primer Teniente de Alcalde, Rafael Felgueroso, dispuesto a arrostrar impertérrito la incómoda situación en que su bipolar condición de abogado penalista en ejercicio y responsable de seguridad ciudadana le coloca.

Reconforta, pues, y mucho, saber que, por difíciles que sean -que lo son y lo serán aun más- los tiempos que corren, estamos, a las pruebas me remito, en buenas manos.

PS: En unos meses cerrará la planta gijonesa de Suzuki. Menos mal que el anterior equipo de gobierno municipal nos dejó, como fecundo legado, un Acuario en pleno ERE y un Jardín Botánico que nos cuesta más de 3.500 euros al día, que si no. Lo dicho, en buenas manos.

La Nueva España de Gijón, 7-11-2012